lunes, 27 de agosto de 2012

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No, no me repitas más que intente olvidarlo, tu no sabes lo que es caer de un precipicio sin paracaídas, sin salvavidas, sin aire que respirar...
Tampoco sabes por qué jodido motivo te enamoras mil veces de su puta sonrisa, y de su manera de mover el pelo, y todo es remolino de ideas que te viene a la cabeza cuando piensas en él. Tú no sabes lo que es levantarse llorando porque ha vuelto a entrar en tus noches, en tus sueños, en tus pesadillas...
¿Sabes? Siempre fuí esa oveja negra que supo esquivar las piedras que le tiraban, y ahora aparece él y parece que todas esas piedras que has esquivado se samontonan de golpe y aplastan cada pedazo de tí.

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